El colegio es un componente fundamental para garantizar el desarrollo de la personalidad, la inteligencia y comportamiento de todo ser humano. Hay que alcanzar un equilibrio en cada educando, que será crucial para su vida.

Aquí es donde radica la importancia de la educación infantil, ya que es una etapa con identidad propia, que tiene como finalidad ayudar al desarrollo integral del alumnado. Al final de esta etapa, el niño/a, ya es una persona socializada y está integrada en nuevos ambientes, no sólo en la escuela, sino también en grupos recreativos, deportivos, etc.

Por eso es tan importante la asistencia al colegio y el período de adaptación. Los primeros días es una “prueba” a superar por el niño/a y la familia.

El núcleo familiar durante la etapa previa al colegio hace que el niño/a esté anclado en dicho núcleo y los padres se ven y los ven sus hijos como “personas poderosas”: saben, pueden, tienen…todo lo que el niño/a necesita.

Teniendo en cuenta que suele haber una relación de exclusividad con el núcleo familiar, esto da lugar a que sea el punto de referencia básico, siendo el vínculo inicial que tiene un carácter posesivo y exclusivo para el niño/a y para la familia en muchos casos. De ahí se deduce el temor a perder esa exclusividad, cuando entran en el colegio por primera vez y se dan cuenta que están solos sin su familia, que es lo que ellos controlan y conocen. Algunos tienen una reacción desconsolada ante la separación de sus padres. No entienden la situación y su falta de orientación espacio-temporal no los permite comprender que la separación será sólo transitoria.

Se enfrentan a lo desconocido y la familia debe colaborar ante dicha situación. Si nuestros alumnos ven contentos a sus padres, sentirán confianza y será todo más natural.

Hay que dar tiempo al tiempo, cada uno tiene su ritmo.

En infantil se trabaja por rutinas y la familia debe colaborar con dichas rutinas:

  • Ver la entrada al cole de manera ilusionante y positiva
  • No alargar la despedida
  • Ser puntuales a la hora de recogerlos para no causarles sufrimiento. A nadie le gusta quedarse el último
  • Acostarlos temprano para que vengan descansados
  • Inculcar la autonomía desde casa
  • Dar tiempo al niño para que se adapte y se integre en la rutina del colegio

No hay que ver el colegio como un mundo aparte de la casa o familia, sino una prolongación de la educación que se les está dando. Familia y colegio están juntos en esto y hay que conseguir que los dos mundos convivan de forma armónica y se complementen eficazmente en el niño.

Piaget, padre de la psicología evolutiva, dijo: “Los niños aprenden adaptándose al mundo”

Hagámoslo bonito y fácil.