Me gustaría poder compartir y reflexionar con todos los que puedan leer este artículo la riqueza de esta formación a la vez que transmitir mi agradecimiento a la persona que de forma desinteresada y haciendo un esfuerzo en su agenda personal nos acompañó y emitió un inmenso rayo de luz.
La semana pasada y dentro de las actividades propuestas para la semana lasaliana, profesores y representantes de las asociaciones y de las familias hemos disfrutado de la charla de Lidia Rey, responsable de Formación e Identidad Lasaliana del Equipo de Animación del Sector de Madrid.
El título de la charla ha sido “La Espiritualidad lasaliana en el siglo XXI”. Durante una hora Lidia nos ha guiado y acercado a la correcta interpretación de dicho término partiendo de un marco común referente a la espiritualidad. Nos han interpelado algunas cuestiones como:
- El conocimiento interior, interrogándonos sobre nuestras cuestiones profundas de un conocimiento del más allá;
- La búsqueda del sentido de la vida con los interrogantes de nuestros soportes ante las dificultades de la vida;
- Finalizando con el misterio que nos habita y nos transciende.
Pero esta espiritualidad, en nuestro caso, tiene un par de adjetivos que la definen: cristina y lasaliana. Cristiana porque lo hacemos a través de la figura de Jesús de Nazaret y lasaliana como una manera carismática y particular de vivir esa espiritualidad en torno a la figura de nuestro fundador.
Una espiritualidad que trasciende a nuestras aulas para llevar a nuestros alumnos al desarrollo de la inteligencia existencial, una escuela transformadora que ayude a crecer a nuestros educandos bajo este paradigma.
Lidia también nos ha iluminado con el paralelismo de distintos pasajes de la PALABRA (éxodo 3) utilizando metáforas y comparaciones que nos lleven a ver ese lugar sagrado que los niños significan para el educador lasaliano, donde los alumnos con más dificultades son, si cabe, aún el lugar más sagrado y necesitado de nuestras acciones.
Es este tipo de escuela donde la espiritualidad lasaliana guía nuestras acciones, es tarea de una comunidad laical, donde seglares y laicos compartimos juntos y por asociación la tarea que el mismo Dios nos interpela, donde tenemos que poner en juego nuestros talentos y oración para poder llevar a cabo esta misión.
De esta forma Lidia nos ha acercado a nuestro papel de mediadores, de guías y acompañantes de todos y cada uno de nuestros alumnos para ayudarlos a crecer y acercarles al conocimiento de la verdad con mayúscula, la verdad del EVANGELIO.
Las meditaciones de S. Juan Bautista de La Salle también han sido un medio para hacernos sentir como esos ángeles custodios que llegan a tocar el corazón de nuestros alumnos para ayudarles a hacer su recorrido personal y hacerles llegar ese mensaje humanizador del EVANGELIO.
Para iluminarnos en este recorrido nos remite a otras citas bíblicas y meditaciones de SJBS sobre nuestra formación y nuestro bagaje, ya que nadie puede dar lo que no tiene. Antes debemos nosotros acercarnos a Dios para luego bajar y ser ejemplo de sus enseñanzas, antes tenemos que nutrirnos nosotros de LA PALABRA para tener los ojos abiertos a las distintas realidades. Ojos abiertos a las necesidades que nos rodean con la preocupación y celo que cada caso en particular requiere, porque nos recuerda que la fe sin obras está un poco vacía y muerta.
Gracias Lidia por recordarnos que juntos sumamos, que juntos somos más y aunando esfuerzos, formación y tiempo alcanzaremos nuestros objetivos como testigos y mensajeros del EVANGELIO en nuestro día a día.
Pepita González Conde.