Estimados alumnos:
Permitirnos que os contemos que hubo una época en la que los niños éramos tan pobres, que solo teníamos libros para enriquecer nuestros días. ¡Y qué afortunados éramos!
Teníamos a nuestro alcance todo tipo de libros: de aventuras, cómics divertidos, de intriga en los que, sin pretenderlo, nos convertimos en detectives de apasionantes misterios. Sobre todo, y ante todo, libros de viajes. De esta manera, los niños nos volvíamos inquietos turistas, sin maleta, pero con todo tipo de destinos: al centro del universo, a la luna, a la selva tropical, al desierto, a países exóticos como la India, China, América, Japón…. Este fue el modo en que aprendimos que la mejor manera de viajar sin moverse del sitio es a través de un libro, y es cierto. Esta es la manera más cómoda, fácil, rápida y económica de trasladarse a cualquier lugar del mundo, sin necesidad de moverse de donde uno se encuentra.
Además es el antídoto perfecto para el aburrimiento y para la soledad. Igual que hace la lluvia con los arroyos secos del campo, la lectura hace lo mismo con nuestra imaginación: la da vida y hace que crezca hasta su máximo esplendor.
Es por esta razón, queridos alumnos, que los niños de hace unos años, queremos celebrar con vosotros el día del libro, que es hoy y, de paso, compartir con vosotros la receta de la magia y de la felicidad que se encuentran escondidas entre las páginas de los libros.
¡Animaos! Coged el que más se adecúe a vuestros gustos: deporte, aventuras, viajes, misterios, historia, biografías…. Os podemos asegurar que cada segundo de vuestras vidas que empleéis entre las bondadosas páginas de un libro, se verá recompensado con infinitos momentos de un placer mágico que os atrapará y hará de vosotros adultos sabios, cultos, inteligentes, y, lo que es mejor, felices.
Feliz y solidario día del libro.